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miércoles, 26 de diciembre de 2012

Coces




Nunca escribió su sombra 
la figura de un hombre.
-Rafael Alberti.



En las llaves hay un cerdo subiendo por la borda
poemas bañados en mentiras de la sangre.
Sol que moja agua que quema. Ralea.
Y amenaza con volver en un limón
el último latido del las tablas.

El labio de las astillas
Siempre bebe en el bautizo con cañones
de la demencia infantil de los puntos y seguido,
de baterías de mercurio de máquinas de coser
y agujas con ojal de una sola vuelta.
Escupo un poco de mi sudor amarillo
intransigente.

Un cleenex gotea trastornado.
Una regla de tres repudia el detergente.
Una multiplicación hizo todo lo contrario.
Las bocas abiertas le harán
una y mil veces
los coros a mis coces
contra el aguijón. 


lunes, 10 de diciembre de 2012

Hípica anual



Me río
porque ya no se moja
de Abril mi rebaño de escobas
marrones, que barren los meses
llamando a la guerra a un Diciembre,
que sepa que me
suda la polla
que venga o que vuelva sin sienes
que suelte el sostén o abra fuego
que a mazo y cincel yo hago un mes
en la piel de su invierno,
y cuando sus conchas
de cuero me ensillan la grupa
y buscan los días su puzle
yo ensarto en la mugre a Febrero,
"El Asno de Enero",
y sus bridas de Octubre.



El Grito



Podré tener 
14.002 perdigones en la cara. 
Puedo tener, ahora que me giro, 
otras tantas marcas en la espalda 
del tapón de cada brindis de champán. 
Podrá la piel de mi pecho ser los huesos, 
que, por mis huevos 
que seguiré sacándole punta a la otra mejilla 
y mi sonrisa enseñará los dientes. 
Por muy jorobado que esté 
o que parezca 
el cielo será la suela de mis zapatos,
y me veréis mirar hacia abajo para ver a mi puta vida.
Mi bastón no daba abasto porque basta con vestir
mi esqueleto de ladrillos.
Me levanto con el grito del centro de la tierra.
Con las bombas nucleares de mis piernas al crujir.
Con mis cuerdas gruñendo de contarles del silencio.
Masticando cristales.
Pero gritando.
Gritando 
como 
nunca.