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miércoles, 18 de diciembre de 2013

Recuerdos de ayer por la noche después de cenar


Recuerdo escribirte.
Recuerdo olvidarme de pensar.
Recuerdo mirar por la ventana
y cagarme en Dios,
recuerdo fumar
y recuerdo cansarme de fumar.
Recuerdo la cara de aburrido
del papel donde intenté que te sentaras,
las gotas de sudor que todavía lo empapan,
y cada uno de los borrones
donde sueles hacer noche.
También recuerdo la moneda
que me tragué durmiendo
y que juega a cara o cruz
a cada uno de mis saltos. 



domingo, 8 de diciembre de 2013

Omisión del deber de socorro



A veces me caliento al calor de los cigarros
A veces, solamente junto su ceniza
y mi ceniza
A veces miro al trasluz la realidad
                                                 un poco menos desnuda y
la poesía mareada, sumida en medio del hollín.
no quiero verme,
ni respirar,
no quiero nada,
tan sólo esconderme y
que nadie me busque,
que nadie me encuentre tras las cortinas
en mi triste barricada de hojas de papel,

en mi esquina de siempre.


domingo, 1 de diciembre de 2013

Sin título.


círculos,
vueltas,
repeticiones,
haber estado aquí antes.
Buscar el pico,
la pala,
la goma de borrar.
Rehacer las preguntas,
Conocer las respuestas,
Dudar si reescribir el argumento.
Ya no.

Creo que consiste en sonreír.


jueves, 7 de noviembre de 2013

...por decir.



Me apetece reventarte la ventana
o quitar el techo de tu cuarto
tengo ganas de aplastar los soportales
y de mtatar al hombre del tiempo.
Tengo prisa de que lleguen las borrascas,
y te quiero esconder el chubasquero,
y quemarte las botas,
y comerme tu paraguas.


Qué guapa estás cuando llueve.



lunes, 24 de junio de 2013

Pan duro


¿Sabes? A veces guardo cosas.
Tonterías
como un tapón de rueda
o el dibujo de un pene,
bobadas con tu nombre
                                   [¿bobadas?]
como el rizo que se enreda en mis costillas
o los segundos que escondo debajo de la alfombra.
A veces guardo cosas
                               y no te vas tanto.
Sabes, en fin, por tarde que sea,
que por no empujarte me voy a morir quieto,
que a veces me callo
y que hay veces
a tu lado
que no quiero ser yo.


martes, 19 de marzo de 2013

Colapso



Y cuando yo,
(no yo,
si no un yo desfigurado de manos paranoides,
pero a fin de cuentas yo)
estire la boca,
presuntamente enfermo
o quizá y seguramente disculpado por el humo,
oirás un ojo y otro ojo,
notarás mi masetero y tu masetero romperse,
verás mi pecho hundido como veré hundirse yo el tuyo,
me secaré y te secarás,
y nos sabremos con el gesto congelado.
Yotequieroyyotampoco
y yo también lo sentiré.

En un instante.
En el millón de  segundos de un solo segundo.
Dudaremos de los pies.
Presuntamente enfermos,
o inútilmente disculpados por el humo.


jueves, 3 de enero de 2013

Verano y cremallera



Cubriré con trapos
para que no suene
las fauces diminutas del surco para dos
plantado de aspirina
que fue quedando en uno
mirándome con hambre los dedos.
Me cago en las piernas
de hacer fuerza con los brazos.

Ojalá te huela cerca
cuando saque la nariz para husmear
y, quizá,
romperme la garganta
   gritando que, 
sin ojos,
te querré en braille,
y el agua me llegue a las manos,
y saque el cubo de achicar,
y no me haya dado cuenta
que no sólo era verano
porque no llovía.


Los secretos del aceite rancio


Te juro 
que a nadie le he contado que,
antes de acostarme,
guardo diecisiete poemas
en la caja de cerillas
del cajón de la despensa
donde vives.
Puede ser
que el olor a pan cortado te despierte
y tenga a bien
el decirte de mi parte
que a veces
debajo de la balda de la leche
y encima de la lata de galletas,
y al lado de un cartón de zumo agrio
a veces          .
                 pienso en ti.
Cada vez que se rancia otra botella de aceite
me vuelvo y vuelvo a descubrir
a dos o tres recuerdos guiñándome un ojo
desde el tarro de la sal.