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viernes, 22 de enero de 2016

caricia


Parecería,
para el ojo poco entrenado,
que los árboles se rinden
y van deponiendo las armas.

Explicaría ,
este inexperto observador,
que las nubes
probablemente vengan a tapar nuestras 
vergüenzas
y que lanzan agua con rabia ante nuestra
sonriente pasividad.

Seguro, diría 
que la mitad,
o más
de las estrellas
sólo viven en el campo.

Diría que,
-ojalá como tú-
y a pesar de mi sonrisa,
una lágrima resbala 
por mi cara, quizá
buscándome 
la boca.