Te juro
que a nadie le he contado que,
antes de acostarme,
guardo diecisiete poemas
en la caja de cerillas
del cajón de la despensa
donde vives.
Puede ser
que el olor a pan cortado te despierte
y tenga a bien
el decirte de mi parte
que a veces
debajo de la balda de la leche
y encima de la lata de galletas,
y al lado de un cartón de zumo agrio
a veces .
pienso en ti.
Cada vez que se rancia otra botella de aceite
me vuelvo y vuelvo a descubrir
a dos o tres recuerdos guiñándome un ojo
desde el tarro de la sal.
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