Parecería,
para el ojo poco entrenado,
que los árboles se rinden
y van deponiendo las armas.
Explicaría ,
este inexperto observador,
que las nubes
probablemente vengan a tapar nuestras
vergüenzas
y que lanzan agua con rabia ante nuestra
sonriente pasividad.
Seguro, diría
que la mitad,
o más
de las estrellas
sólo viven en el campo.
Diría que,
-ojalá como tú-
y a pesar de mi sonrisa,
una lágrima resbala
por mi cara, quizá
buscándome
la boca.
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