Contraigo la cara
en una mueca informe. No entiendo nada.
Patético,
balbuceo sorprendido,
y me escupo en la cara otra vez.
Condescendiente, observo mi polla,
recojo del suelo cada uno de mis pérfidos pedazos,
y me vuelvo a anudar en el suelo.
Abandono el estribillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario