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miércoles, 18 de mayo de 2016

Un piso antes del séptimo cielo


Son las carreteras que me buscan
la cuerda donde guardo el equilibrio;
por ella cruzo,
a veces tobillos temblorosos,
hasta vuestra puerta.

Es por esconderme
de tanto viento que persigue.
Es porque el mar me espera
al otro lado de la tierra,
por donde cruzan,
tan terribles como necesarios,
autobuses que trepidan con el sueño
y con los sueños.

Es por historias y pedazos de canciones
que guardan los cojines del sofá,
Es por paredes
que valen lo que callan,
es por los ojos,
es por los muelles,
no es por Sol.

Es por la lluvia,
y por vuestra sonrisa,
es por la tarde pasando cuando mientras,
debajo de algún grifo,
se amontonan sin fregar,
los platos,
                  las horas
                                   la vida.

---

Otra vez volveré a hacer la maleta
sin saber si digo 'vuelvo' o 'ya me voy'
y otra vez
me atacará una duda
caliente como un hierro: Yo nunca
aprenderé a despedirme.

---

Algún día tendré cincuenta años
y mis huesos volverán a doblar aquella esquina.
Quizás, apretando,
se pueda volver
a ser joven un minuto
y sostener la mirada a estos recuerdos
y sonreír detrás de las arrugas.

Algún día tendré
cincuenta años
y me acordaré de cuando todo,
subido a aquel balcón,
merecía, lo juro,
merecía la pena.






(Foto y ventana: Lucía Gómez)

viernes, 8 de abril de 2016

Dos minutos


Dos minutos más, corazón,
mejor es llegar tarde
al mundo que a la vida.
Quédate, en estos
noventa centímetros cabe
hasta el último kilómetro sin ti
Quédate;
el tiempo
es sólo
una sábana más.


deja que tu bradicardia discuta
los términos de su rendición;
yo dejaré
que mi taquicardia
termine por fin
de perder esta guerra

subir,
bajar,
hay canciones que una lengua
aprende casi sin querer,
hay sitios
a los que sólo se vale
llegar si es a la vez,
hay abrazos que no,
que por mucho que lo intentes,
no caben en un trozo de papel.

y subir,
bajar,
y subir, y bajar,
y desatarte.
el aire se nos escapa, pero hoy,
esta noche,
no hay más futuro del que abarcan tus brazos.

dos minutos
más y nos vestimos,

dos minutos,
jurado, y ni siquiera
hace falta
que nos lo creamos.

Porque sólo en ese tiempo
(eterno como un día sin tu voz)
cien veces se puede vivir
y morir en tu cuarto;
podría terminarse
el mundo esta misma mañana.
Qué más dará:
nosotros tenemos
la puerta cerrada.



viernes, 26 de febrero de 2016

Cometa



Acaban de graduarme
la vista; soy miope.

Les dije entonces que me pasa
parecido con la sangre, y si podría...
si podrían hacer algo.
'O la llamas o te sientas a escribir'
me dijeron,
y aquí estoy.

Y me siento a decirte lo que sabes
ya, y que aquí sigo, y que me cuesta
estar quieto mientras la vida
me pasa su lengua por la cara;
aquí sigo,
durmiendo mientras arden los colchones,
(cantando por si escuchas)
dejando que taladres en silencio el
terco muro de mi soledad
o caminando con pereza
por un recuerdo que siempre cae de pie.

queriendo levantarte
de nuevo la cabeza o sujetar
tu corazón con una mano
y con la otra despeinarte,
y pensar
que cada uno de tus pelos es un cable de cometa
(lo sé,
lo sé porque lo vi:
soplaba el viento y me miraste
a los ojos entre la nieve
caliente do Courel)

esparciendo mis cascotes
en tu linda libretita negra;
gritando ven,
dame la mano,
el mundo no es tan monstruo si la que aprieta
los dientes eres tú;
déjate
llevar, que las olas de la vida
acaricien nuestros pechos,
y que se rindan,
morir ya no es una
opción:

que se rindan ellas.



martes, 2 de febrero de 2016

Ventana a unas ruinas


Ven,
escúchame;
en las cenizas de este
puente me maté yo.

Ahora,
en este pecho desfigurado es donde intento resucitar
abrazándome,
baboso,
a una vida que no creo merecer.

Aquí la ducha, donde me disuelvo sin mucho dramatismo.
Aquí unas baldosas que conocen
mi torso demasiado bien.
Aquí el armario con sus muertos,
al fondo,
el desierto en el salón.

Y esto, esto es mi habitación,
y aquí me siento
a dejarme masticar por el tiempo.
Hago castillos, soplo para deshacerlos,
me asomo a mis ventanas
(vosotros les llamáis fotografías)
susurro tu nombre,
dudo dos segundos
y me agarro a esta cama sin hacer,
lo único que
                     se ha
                               quedado
                                              a flote.


Hasta donde alcanza tu vista,
todo esto son los restos de mi mundo.
Mi mediocre mundo, donde
las lágrimas no pagan
un motivo para seguir.


viernes, 22 de enero de 2016

caricia


Parecería,
para el ojo poco entrenado,
que los árboles se rinden
y van deponiendo las armas.

Explicaría ,
este inexperto observador,
que las nubes
probablemente vengan a tapar nuestras 
vergüenzas
y que lanzan agua con rabia ante nuestra
sonriente pasividad.

Seguro, diría 
que la mitad,
o más
de las estrellas
sólo viven en el campo.

Diría que,
-ojalá como tú-
y a pesar de mi sonrisa,
una lágrima resbala 
por mi cara, quizá
buscándome 
la boca.